lunes, 16 de agosto de 2010

Verdad Consecuencia

Todos buscamos la verdad. Todos queremos encontrarla, pero a veces la verdad nos encuentra a nosotros primero. La verdad siempre pulsa por salir a la luz.
Está en su ADN, en su naturaleza, la verdad no resiste vivir en la oscuridad. La verdad ilumina, pero también proyecta sombras de eso mismo que ilumina. La verdad nos hace responsables, un mentiroso sobre todo es una gran irresponsable.
La verdad es una herramienta con la que podes construir o destruir.
De chicos lo aprendimos jugando. Buscamos y tememos la verdad, porque sabemos que toda verdad tiene su consecuencia.
Verdad. Hacemos lo imposible por poder tocarla.
Cuando buscamos la verdad lo que en realidad buscamos es su consecuencia. ¿Pero estamos listos para conocer la verdad? ¿Estamos listos para afrontar sus consecuencias? La verdad siempre tiene un precio ¿Estamos dispuestos a pagarlo?
Curiosidad, deseo, un sentido a nuestra vida. Eso es la verdad.
Hacerse cargo de la verdad y accionar, eso es consecuencia.
Consecuencia es lo que sigue a la verdad. Es en definitiva el motivo por el que buscamos la verdad.
Toda verdad tiene su consecuencia. Y toda mentira también tiene su consecuencia.
Revolucion Creativa

Una revolución es algo que de un momento al otro invierte el orden de las cosas.
La revolución es una necesidad profunda de revertir una injusticia.

Hay muchas revoluciones, pero ninguna moviliza tanto como la revolución del amor.
La revolución del amor se siente en la piel, en el sudor, en la respiración, va de adentro hacia afuera, irrefrenable, imbatible.
El amor es una revolución contra la tiranía de la soledad. El amor es liberación. Es la bandera roja que se eleva flameando en una calle gris.
Revolución, revelación, suenan parecido porque significan lo mismo.
El amor puede crear un lenguaje nuevo entre dos personas que hablan diferente idioma.
Cuando el amor es revolución solo queda rendirse, no hay cárcel capaz de encerrarlo. Debemos aceptar que estamos rodeados y que nada va a poder detenerlo.
Una vez que llegó la revolución del amor ya nada será lo mismo.
Empecé este viaje con una valija, recortes de diarios y una vieja Esperanza que me hablaba de una misión que yo iba a descubrir viajando en el tiempo. Cumplí mi misión, soy otra, soy lo que quiero, y aprendí a luchar por eso.
Hoy sigo mi viaje sabiendo tres cosas: No hay tiempo, no todo es lo que parece, y que el amor es la más creativa de todas todas las revoluciones.

El despertador

Te pueden decir un millón de veces que tomar sol sin protector hace mal, pero hasta que no quedes camarón no lo vas a entender.
Todos lo tenemos miedo a las pesadillas pero hay que tenerlo miedo a los sueños felices, porque es de eso de lo que no queremos despertar. Si sos optimista, un realista te resulta pesimista. Vivir soñando es como tener una tarjeta platino sin límite, y que nunca te llegue el resumen. Si alguien despierta cuando estas teniendo una pesadilla, se lo agradeces. Pero si alguien te corta un sueño feliz, lo queres matar ¿o no? Somos cenicientas que borramos el número doce de todos los relojes, para que nunca se hagan las doce y la carroza no se nos haga zapallo. Claramente, todos odiamos al despertador, pero qué sería de nuestra vida sin él ¿no? ¿Qué despierta un despertador cuando te despierta? Tus sentidos ¿no?. Salís del sueño y empezás a ver, a escuchar, a oler, a sentir. Pera poder despertar primero hay que desearlo. Luego intentarlo. Y después dejar que ocurra. Mis amigas me preguntaban ¿Qué te pasa? Y yo les decía… “estoy re dormida”.
Sin dudas, necesitaba un despertador.

El ojo por la cerradura


Cuando te dicen que hay algo que no podes ver lo único que queres es ver eso que no podés. Así tengas que perseguir, ocultarte y espiar, vos vas a ver eso que queres ver.
Es como espiar por el ojo de una cerradura, como revisar un celular ajeno, nunca sabes con qué te vas a encontrar. Si espías sos responsable de lo que ves. Nunca sabes que vas a encontrar espiando por el ojo de la cerradura. A todos nos gustas hurgar, chusmear, espiar, aunque a veces no estemos preparados para lo que podamos ver por el ojo de la cerradura. Mirando por la cerradura podes llegar a robar verdades, verdades que pueden doler, y mucho. El problema de espiar no es lo que se ve, sino todo lo que no se ve. Mirar por el ojo de la cerradura nos da una visión limitada de la realidad, muy estrecha. Todo lo que queda afuera de lo que el ojo de la cerradura no nos deja ver es como si no existiera. Para ver por el ojo de una cerradura tenes que cerrar un ojo, ver solo una parte de la escena. Es irresistible, siempre queremos saber qué hay del otro lado ¿pero estamos preparados? Tras el ojo de la cerradura viven grandes secretos, secretos que significan una vida.

Titanic


Estoy tratando de salvar todo lo que pueda del naufragio. Estas manejando un barco demasiado grande, y lo vas a hundir. ¿Te acordas de Titanic no? Analizamos el fenómeno en una clase. Titanic, una bofetada de la naturaleza al corazón de nuestra soberbia. El trasatlántico más grande, más lujoso, más poderoso, más veloz del mundo hundido por un iceberg, un insulso pedazo de hielo. Y vos , estás conduciendo el Titanic y sin saberlo ya te metiste en zona de iceberg. Por aquí, por allá, están emergiendo icebergs, pequeños tal vez pero que pueden hundir tus sueños de soberbia. ¿Sabías que lo que vemos de un iceberg es solo la octava parte de su volumen total? Vos ya detectaste algunas puntas de iceberg emergiendo del océano ¿Te imaginas todo lo que hay por debajo y vos no lo ves? La paradoja es que esos icebergs están empezando a derretir tu enorme burbuja de hielo. Esa burbuja que vos misma armaste. Hay construcciones de madera que pueden soportar tornados, terremotos, son verdaderas fortalezas, pero no podrían soportar una invasión de terminas por ejemplo. Millones de termitas diminutas, debilitando suave y lentamente la estructura. Ya lo decía Ovidio “La gota que horada la piedra, no por su fuerza sino por su persistencia”. Una suave y débil gota de agua que con su persistencia horada y agujerea la piedra. Y vos creíste que tu piedra era demasiado fuerte y subestimaste la fuerza de nuestras gotas. Sos un Goliat que subestima a David, sos la soberbia que sobrestima su poder. Te sentís muy poderoso en tu Titanic, pero el cubito de hielo más insignificante te va a hundir. Un agujero por acá, una caladura por allá y tu Titanic se va a hundir. Niños y mujeres primero es la ley de una naufragio. Sálvate, y sálvanos a todos. El barco se hunde y nosotros podemos ser tu salvavidas.
La solucion

Amo las comedias románticas porque siempre terminan bien. Se arman enredos, crisis, pero vos de afuera ves claramente la solución. De afuera se ve tan fácil, vos decís “él, por más que esté con otra, ama a su chica. Y ella, por más que lo niegue, también lo ama”. Y decís “déjense de dar vueltas y estén juntos”.
Out los terceros en discordia. En una buena comedia romántica se soluciona todo, y todos quedan felices y contentos.
Y después de todos los enredos al final los secretos se revelan. El que tiene que hablar, habla, el que se tiene que enterar, se entera. Todo se soluciona y final feliz.
Pero en la vida siempre algo enrula el rulo. La solución que está ahí, al alcance de la mano, siempre parece escaparse.
Si uno viera de afuera la vida diría “no, no, no hagas eso bólido ¿no te das cuenta que la solución estaba ahí?”.
No bólida, no hagas como que no hay tal crisis, no niegues más.
“Pedazo de bólido” dice uno viendo como él se pierde cada vez más.
“No bólidos” dice uno, tenían la solución en las manos, pero el rulo siempre vuelve.
Bólidos, eso es lo que somos todos, unos bólidos que enrulamos el rulo cuando la solución es tan sencilla.
Somos unos bólidos que confundimos gordura con hinchazón, problema con solución.
El problema de la solución es confundir problema con solución. Es como creer que la tintura es el problema y la cana la solución.
Una dieta mágica te hace engordar el doble, un bronceador instantáneo te mancha la cara, una solución rápida te trae otro problema. Otras veces dejamos estar los problemas, confiando que se van a solucionar solos. Es como… como dejarte crecer el bozo y esperar que se vaya solo.
Somos bólidos por naturaleza. Muchas veces cuanto más queremos solucionar algo más lo complicamos. Pero a veces la solución llega sola, en el momento menos pensado.
Buscamos soluciones, siempre, hojas de ruta, señales que nos indiquen por dónde ir, hacia donde ir.
Solución es sinónimo de remedio, resolución, conclusión, resultado, desenlace, fin, termino, reparación, arreglo, recurso, final, salida, salvación, alivio, encontrarle la vuelta al rulo. Esa es la solución.
Tan simple, tan complejo y tan hermoso como esto. Encontrarnos fue, es y será la solución.
El sonido de la música

La música es como la varita mágica del hada madrina, transforma las calabazas en carrozas.
Un día de invierno, olor a tostadas, dulce de leche, una ventana mojada por la lluvia, risas, carcajadas, un perfume intenso.
Una pelota de fútbol embarrada, olor a choripán, espuma de afeitar, un abrazo, una voz, un álbum de figuritas completo.
Una pileta climatizada, olor a cloro, ojos rojos, sandwichitos de jamón y queso, una canción en francés, una foto, cuatro amigos en la playa.
Vodka, sombreros de piel, un fogón, una guitarra, una olla quemada, un guiso con gusto a quemado, un atardecer triste.
Una pollera de tul, piso de madera con olor a polvo y humedad, paredes húmedas, frías, silencio, un caballito de carrusel, una muñeca de trapo.
Lluvia, soledad, un auto con olor a nuevo, un bosque, olor a pólvora, tierra removida, gritos.
Guantes de box, olor a cuero, una fuente con olor a jazmines, tierra arrasada, fuego, humo, una manta, frío y calor.
Ruido de tacones sobre un piso de madera, olor a paella, volados y lunares, un río, un atardecer, el calor de su pecho, el olor de su piel.
La música llega donde no llegan las palabras, es un olor, es un color, una textura, llega directo al centro de tu alma.
No pensar, sentir, nunca somos más genuinos que cuando escuchamos una canción que nos conmueve.
Para mí la música es magia, la música es un milagro, un milagro que nos encuentra, un milagro que nos ilumina.